A través de la vida vamos conociendo diferentes formas de felicidad y de dolor. El Yoga nos enseña que la felicidad y el dolor pueden vivirse sintiéndonos armonizados con la vida cuando nuestra mente profunda alcanza a encontrarse a sí misma en aquello que vive; en aquello que es. Reflexiones.
Sin contacto con nosotros mismos no hay felicidad ni tampoco podemos vivir el dolor desde la clara percepción de que podemos sentirnos alineados con aquello que nos presenta la vida.