Poesía 3

IV

Cuando vuelvas a mirar mi alma,
la próxima vez,
encontrarás el mismo aroma de eternidad
y la misma voz que te ha llamado siempre...
... desde el infinito.

Reconocerás en el sabor de mi boca
las antiguas heridas y,
quizás quieras, simplemente,
lavarlas con tu cuerpo y tu silencio.

Si ahora el mundo te penetrara hasta tal punto
que dejaras de oír el eco de mi voz...
no pienses que me he desvanecido.

Sólo tendrás que abrir de nuevo tus ojos
y...
... querer caminar hacia la luz.